Todo cambia



Un instante, tan sólo un instante, es necesario para hacer grandes cosas y
para cambiar una vida o un mundo.
Aunque andes por el mismo camino, no llegarás a los mismos lugares en las
mismas circunstancias. El mundo está en constante cambio.
Así somos: a menudo, por temor a equivocarnos dejamos pasar la
oportunidad de cambiar la situación.
Nada cambia para quien distante se mantiene de la incertidumbre.
Todo cambio provoca resistencia por parte de aquello que va a desaparecer.
No hay cambio sin resistencia.
Está claro: si te acomodas no progresas.
¿Quieres que la situación cambie? Muévete.

Para cambiar la situación cambia primero tu mentalidad y tu actitud. Todo
cambio empieza por uno mismo.
Nada va a cambiar si uno se queda esperando. Las inquietudes y
preocupaciones del sofá no se resuelven ni desaparecen por sí mismas. Las
cosas cambian cuando uno se ocupa en ellas.
Si todo es causa y efecto, ¿por qué esperas a que pase algo sin hacer nada?
Si quieres que las cosas sucedan como deseas, debes ser causa e implicarte.
Para que un cambio se produzca, hay que ser parte de ese cambio, ser el
protagonista de los acontecimientos.
Cambia, y el mundo cambiará contigo.
El mundo empieza a cambiar cuando uno mismo cambia y forma parte de
ese cambio.
Para mejorar algo es necesario replantear y quitar cosas antes de realizar
cambios, con el fin de no arrastrar vicios ni acumularlos con los nuevos.
Antes de empezar una historia, pon el final a otra.