Nuestra otra mitad

Cada alma que viene a este mundo anhela instintivamente encontrarse con la otra mitad de su ser, que le fue arrancada en el acto de fragmentación de la Vasija original. Cada hombre tiene en su alma un aspecto ausente, el femenino y cada mujer tiene ausente en su alma el aspecto masculino. Este aspecto del que carecemos es nuestra propia alma gemela.
De modo que el alma gemela no es meramente un mito ni una idea que este de moda. Encontrar nuestra alma gemela es el deseo innato de todas las personas que habitan el planeta. Es el camino hacia la verdadera plenitud, el destino de cada hombre y cada mujer en este mundo. Y si nuestra alma gemela no aparece en esta vida, aparecerá en la próxima, o en una de las vidas siguientes. Veras, cada uno de nosotros renace una y otra vez hasta que se reúne con su verdadera alma gemela.
Cuando un hombre es nuevo, es decir, cuando esta en este mundo por primera vez, su alma gemela nace con el, como ya se sabe; y cuando llega el momento de casarse con ella, la encuentra fácilmente, sin ningún problema. Pero si por haber pecado ese hombre debe encarnarse, su alma gemela se reencarna con el para su beneficio. Cuando esta vez le llega el momento de casarse con ella, no la encuentra de inmediato, sino después de muchas dificultades; puesto que se ha encarnado por alguna injusticia, alguien lo ha denunciado arriba y causa peleas entre ellos porque desea alejarlos. Por este motivo se ha dicho que es tan difícil unirlos como dividir el Mar Rojo.

Esta reunificación con nuestra alma gemela es de vital importancia y solo puede ocurrir si primero nos conectamos con la Luz Divina en nuestro interior.