La muerte de otra persona en
cualquier situación y de manera inevitable te hace reflexionar sobre tu propia
muerte, en lo efímero de nuestra existencia y en que debemos estar preparados a
diario porque no sabemos cuando nos vamos. Lo único cierto es que estamos de
paso en este mundo y no habrá tiempo para arrepentirnos. Por eso es muy
importante estar bien con todas las personas, en especial con los seres que
amamos, la familia, los amigos; si no es posible de manera expresa física/verbal,
si en nuestro interior perdonarnos y liberar. Debemos dar todos los abrazos, besos,
palabras, muestras de afecto que sintamos, no quedarnos con ganas de nada. Mas
vale haber vivido sin miedo, con actitud positiva y disfrutando nuestro día a día.
Al final nuestra única OBLIGACIÓN es ser
inmensamente felices.