Puntos clave

Antes del viaje, fui a una pequeña capilla en Barbazan Debat. Ahí le pedí a la Virgen que me orientara con su amor, que hiciera que fuese capaz de percibir todas las señales que me levaran de regreso al encuentro de mí mismo. Sé que estoy en las personas que me rodean, y que ellas están en mí. Juntos escribimos el Libro de la Vida, con nuestros encuentros siempre determinados por el destino y nuestras manos unidas en la fe de que podemos hacer una diferencia en este mundo. Cada uno colabora con una palabra, una frase, una imagen, pero al final todo tiene sentido: la felicidad de uno se transforma en la alegría de todos.
Siempre nos preguntaremos las mismas cosas. Siempre necesitaremos tener la humildad suficiente para aceptar que nuestro corazón entiende la razón de que estemos aquí. Sí, es difícil conversar con el corazón, ¿pero será incluso necesario? Basta con tener confianza, seguir las señales, vivir nuestra Leyenda Personal y, tarde o temprano, percibimos que estamos participando en algo, aunque no podamos comprenderlo racionalmente. Dice la tradición que, un segundo antes de morir, cada uno se da cuenta de la verdadera razón de su existencia. Y en ese momento nace el Infierno o el Paraíso.
El Infierno es mirar hacia atrás en esa fracción de segundo y saber que desperdiciamos una oportunidad de dignificar el milagro de la vida. El Paraíso es poder decir en ese momento: “Cometí algunos errores, pero no fui cobarde. Viví mi vida e hice lo que tenía que hacer”.

Mientras espero para bajar a cenar con mis editores rusos, hojeo una de esas revistas que siempre hay en las mesas de los cuartos de los hoteles. Leo, sin mucha curiosidad, un artículo sobre los bambúes chinos. Después de sembrada la semilla, no se ve nada por aproximadamente cinco años: sólo un brote diminuto. Todo el crecimiento es subterráneo; una compleja estructura de raíces, que se extiende vertical y horizontalmente por la tierra, está siendo construida. Entonces, al final del quinto año, el bambú chino crece velozmente hasta alcanzar una altura de 25 metros.

Creyó en lo imposible y, justamente por eso, ganó batallas que todos, incluso yo, considerábamos perdidas. Ésa es la cualidad del guerrero: entender que la voluntad y el coraje no son la misma cosa. El coraje puede atraer miedo y adulación, pero la fuerza de voluntad requiere de paciencia y compromiso. Los hombres y las mujeres que tienen una inmensa fuerza de voluntad generalmente son solitarios, porque transmiten frialdad. Mucha gente piensa que Mónica es un poco fría, pero no podría estar más lejos de la verdad: en su corazón arde un fuego secreto, tan intenso como lo era en la época en que nos encontramos en aquel café. A pesar de todo lo que ha logrado, ella conserva el entusiasmo de siempre.


invertí trabajo, tiempo y esfuerzo, procuré nutrir el crecimiento con mucho amor y mucha dedicación, y no pasaba nada. No pasó nada durante años.


”Las palabras son lágrimas escritas. Las lágrimas son palabras que necesitan llorar. Sin ellas, ninguna alegría tiene brillo, ninguna tristeza tiene final. Por lo tanto, gracias por tus lágrimas.”


No me torturo. Hace mucho tiempo aprendí que para curar mis heridas necesitaba tener el valor de enfrentarlas. Aprendí también a perdonarme y a corregir mis errores. Sin embargo, desde que salí de viaje parece que estoy ante un gigantesco rompecabezas, cuyas piezas están comenzando a mostrarse; piezas de amor, de odio, de sacrificio, de perdón, de alegría, de infelicidad.


de vez en cuando necesitamos ser extranjeros de nosotros mismos. Así la luz escondida en nuestra alma iluminará lo que debe ser visto.


Y antes de que yo pueda reaccionar, ella saca un violín de su mochila y comienza a tocar.
Los lectores que ya se estaban alejando regresan para aquel concierto inesperado. Hilal toca con los ojos cerrados, como si estuviera en trance. Miro el arco que se mueve de un lado al otro, tocando las cuerdas sólo en un pequeño punto y haciendo que las notas de una música que nunca oí comiencen a decirme algo que no sólo yo, sino todos ahí, necesitan escuchar. Hay momentos de pausa, momentos de éxtasis, momentos en que su cuerpo entero baila con el instrumento, pero la mayor parte del tiempo sólo su tronco y sus manos se mueven.
Cada nota deja en cada uno de nosotros un recuerdo, pero es la melodía completa la que cuenta una historia. La historia de alguien que quería acercarse a otra persona, que fue rechazada varias veces y aún así continuó insistiendo. Mientras Hilal toca, recuerdo los muchos momentos en que la ayuda vino justamente de aquellas personas de quienes yo creía que nada aportarían a mi vida.


Ya hice sufrir a muchos hombres, y ya sufrí mucho —continúa Hilal—. La luz del amor sale de mi alma, pero no tiene manera de seguir adelante: está bloqueada por el dolor. Por más que inspire y exhale todas las mañanas por el resto de mi vida, no voy a lograr resolver eso. Intenté expresar ese amor a través del violín, pero tampoco basta. Yo sé que tú me puedes curar y que yo puedo curar lo que sientes. Yo encendí el fuego en la montaña de al lado, puedes contar conmigo.
¿Por qué me decía eso?
—Lo que nos hiere es lo que nos cura —prosigue—. La vida ha sido muy dura conmigo, pero al mismo tiempo me ha enseñado muchas cosas. Aun cuando tú no lo veas, mi cuerpo está lleno de llagas, las heridas abiertas sangran todo el tiempo. Cada mañana despierto con ganas de morir antes de que acabe el día, pero sigo viva, sufriendo y luchando, luchando y sufriendo, aferrándome a la certeza de que todo va a terminar un día. Por favor, no me dejes aquí sola. Este viaje es mi salvación.


Mis heridas están abiertas, mi cuerpo lleno de llagas. Entiendo perfectamente lo que esta muchacha está diciendo. Sé que estás haciendo este viaje por alguna razón que desconozco, pero no la dejes así. Si crees en las palabras que escribes, permite que las personas a tu alrededor crezcan junto contigo.


Vivir es experimentar, y no estar pensando en el sentido de la vida. Es evidente que no todas las personas necesitan cruzar Asia o recorrer el Camino de Santiago.
Conocí a un abad en Austria que casi nunca salía del monasterio de Meik, y aun así entendía el mundo mucho mejor que muchos viajeros que encontré. Tengo un amigo que experimentó grandes revelaciones espirituales mientras miraba dormir a sus hijos. Mi mujer, cuando comienza a pintar un nuevo cuadro, entra en una especie de trance y platica con su ángel de la guarda.
Pero nací peregrino. Aun cuando sienta una inmensa pereza, o nostalgia de casa, en cuanto doy el primer paso soy arrebatado por el sentido del viaje. En la estación de Yaroslavl, caminando en dirección a la plataforma 5, me doy cuenta de que jamás podré legar adonde quiero si me quedo todo el tiempo en el mismo lugar. Sólo logro conversar con mi alma cuando estamos en los desiertos, en las ciudades, en las montañas, en las cales.

Siempre intentamos calmar el espíritu y buscar la fuente donde todo nace, removiendo cualquier vestigio de maldad o egoísmo. Si te preocupas demasiado por descubrir lo que hay de bueno y de malo en tu prójimo, te olvidarás de tu propia alma, y la energía que gastaste en juzgar a los demás te dejará exhausto y te derrotará.


Nadie aprende a amar siguiendo un manual, nadie aprende a escribir asistiendo a un curso. No estoy diciendo que busques a otros escritores, sino que encuentres personas con habilidades diferentes, porque escribir no es distinto a cualquier actividad que se realiza con alegría y entusiasmo.
no te dejes intimidar por la opinión ajena. Sólo la mediocridad es segura, por eso corre tus riesgos y haz lo que deseas.


”Busca a las personas que no tienen miedo de equivocarse y, por lo tanto, se equivocan. Por eso, no siempre se les reconoce su trabajo. Pero ése es el tipo de gente que transforma al mundo y, después de muchos errores, logra acertar en algo que hará una completa diferencia en su comunidad.”

El pequeño Aleph siempre aparece por casualidad. Vas caminando por una calle, o te sientas en determinado lugar, y de repente el Universo entero está ahí. Lo primero que surge son unas ganas inmensas de llorar, no de tristeza ni de alegría, sino de emoción. Sabes que estás comprendiendo algo, aun cuando no puedas explicarlo, ni siquiera a ti misma.

El gran Aleph ocurre cuando dos o más personas que tienen algún tipo de afinidad muy grande se encuentran por casualidad en el pequeño Aleph. Esas dos energías diferentes se completan y provocan una reacción en cadena. Esas dos energías…
Son el polo positivo y negativo de cualquier batería, lo que hace que se encienda la lámpara. Ellas se transforman en la misma luz. Los planetas que se atraen y acaban colisionando. Los amantes que se encuentran después de mucho, mucho tiempo. El segundo es el que es provocado también por casualidad cuando dos personas que el Destino eligió para una misión específica se encuentran en el lugar adecuado.
¿Qué quieres decir con “lugar adecuado”? —pregunto.
—Quiero decir que dos personas pueden vivir una vida entera juntas, trabajar juntas, o pueden encontrarse sólo una vez, y se despedirán para siempre porque no pasaron por el punto físico que hace brotar de manera descontrolada lo que las unió en este mundo. O sea, se apartan sin entender bien qué las acercó. Pero, si Dios así lo quiere, quienes una vez conocieron el amor se vuelven a encontrar.

—Eso mismo. El Aleph. No podía encontrarlo, la energía no fluía como yo esperaba. Algo estaba bloqueado en mi pasado.
En lenguaje técnico, significa “el número que contiene todos los números”. Los matemáticos usan el Aleph como una referencia para el número cardinal que define el infinito
“Los soñadores no pueden ser domados”

Esta mañana desperté sabiendo que necesito ayudarte a entrar de nuevo en contacto con la energía del Universo. Dios pasó por mi alma y me dijo que, si eso sucede contigo, también sucederá conmigo. Y me pidió que viniera aquí a ayudarte a conciliar el sueño.

El Aleph me reveló un poco de la mujer que está frente a mí; no recuerdo cada detale de nuestra historia juntos, pero ya nos encontramos antes. Espero que ella jamás descubra en qué circunstancias. En este momento exacto ella me está envolviendo con la energía del amor, como posiblemente lo hizo también en el pasado; que siga así, porque eso es lo único que siempre nos salvará, independientemente de los errores cometidos. El amor es siempre más fuerte.

Aprendemos en el pasado, pero no somos el fruto de eso. Sufrimos en el pasado, amamos en el pasado, lloramos y sonreímos en el pasado. Pero eso no sirve para el presente. El presente tiene sus desafíos, sea malo o sea bueno. No podemos culpar ni agradecer al pasado por lo que está ocurriendo ahora. Cada nueva experiencia de amor no tiene absolutamente nada que ver con las experiencias pasadas: es siempre nueva.

No estoy casado hace más de dos décadas con la misma persona. Es mentira. Ni ella ni yo somos los mismos, por eso nuestra relación sigue más viva que nunca. Yo no espero que ella se comporte como cuando nos conocimos. Ella tampoco desea que yo sea la misma persona que era cuando la encontré. El amor está más alá del tiempo. O, mejor dicho, el amor es el tiempo y el espacio en un solo punto, el Aleph, siempre transformándose.
—Las personas no están acostumbradas a eso. Quieren que todo permanezca como....y la única consecuencia es el sufrimiento —interrumpo—. No somos lo que las personas quisieran que fuésemos. Somos quienes decidimos ser. Siempre es fácil culpar a los demás. Puedes pasar tu vida culpando al mundo, pero tus éxitos o tus derrotas son tu entera responsabilidad. Puedes intentar detener el tiempo, pero estarás desperdiciando tu energía.

Nada de lo que toca el código de nuestra alma es olvidado jamás y, en consecuencia, afecta al resto.

Provocaré sus celos porque así ella sabrá qué hacer cuando necesite lidiar con los celos de otros. Aceptaré su amor incondicional porque, cuando ella ame incondicionalmente otra vez, sabrá qué terreno está pisando.

“Entrena a tu corazón. Esa es la disciplina que el guerrero necesita. Si eres capaz de controlarlo, derrotarás a tu oponente.”

“El Camino de la Paz es fluido como un río, porque no se resiste a nada, ya venció antes de comenzar. El arte de la paz es invencible, porque nadie está luchando contra nadie, sólo consigo mismo. Véncete a ti mismo, y vencerás al mundo.”
Véncete a ti mismo, y vencerás al mundo.”

herir al oponente es herirse a sí mismo. Controlar la agresión para no lastimar al otro es el Camino de la Paz.


A veces es necesario utilizar el miedo para que el alma encuentre su camino. A veces es preciso recurrir a la guerra para que al fin podamos vivir en paz. Que no nos importe la forma en que estamos siendo juzgados ahora, porque el futuro nos hará justicia y reconocerá nuestro trabajo.


Perdono todo y a todos, incluso a ti, cuyo crimen desconozco. Perdono porque te amo y porque tú no me amas, perdono porque tú me ayudas a estar siempre cerca de mi demonio, aunque yo no hubiera pensado en él desde hace años. Perdono porque tú me rechazas y mi poder se pierde, perdono porque no entiendes quién soy y qué estoy haciendo aquí.


Yo me libero del odio por medio del perdón y del amor. Entiendo que el sufrimiento no puede ser evitado, que está aquí para hacerme avanzar en dirección a la gloria. Comprendo que todo se entrelaza, todos los caminos se encuentran, todos los ríos corren hacia el mismo mar. Por eso, yo soy en este momento el instrumento del perdón. Perdón por crímenes que fueron cometidos, uno que conozco, y otro que desconozco.

—Perdono las lágrimas que me hicieron verter.
Perdono los dolores y las decepciones.
Perdono las traiciones y mentiras.
Perdono las calumnias y las intrigas.
Perdono el odio y la persecución.
Perdono los golpes que me hirieron.
Perdono los sueños destruidos.
Perdono las esperanzas muertas.
Perdono el desamor y los celos.
Perdono la indiferencia y la mala voluntad.
Perdono la injusticia en nombre de la justicia.
Perdono la rabia y los malos tratos.
Perdono la negligencia y el olvido.
Perdono al mundo, con todo su mal.

Me perdono también a mí misma. Que los infortunios del pasado ya no sean un peso en mi corazón. En lugar de la tristeza y el resentimiento, pongo la comprensión y el entendimiento. En lugar de la rebeldía, pongo la música que sale de mi violín. En lugar del dolor, pongo el olvido. En lugar de la venganza, pongo la victoria.
—Seré naturalmente capaz de amar por encima de todo desamor.
De dar aun habiendo sido desposeída de todo.
De trabajar alegremente incluso en medio de todos los obstáculos

De extender la mano aun cuando esté en la más completa soledad y abandono.
De secar las lágrimas aun en medio del llanto.
De creer aun sin ser creyente.
Abre los ojos, pone las manos en mi cabeza, y dice con toda la autoridad que viene de lo Alto:
—Así sea. Así será.

En las artes marciales, uno de los principios más conocidos es el de la no resistencia. Los buenos luchadores siempre usan la energía y el golpe contra quien lo descargó. Así, mientras más gaste mi energía en palabras, menos convencido estaré de lo que digo, y en breve será fácil dominarme.


Si hablamos de la Tradición mágica, la respuesta es: “Este punto está alá afuera”. Si hablamos de la tradición humana, las personas enamoradas pueden en ciertos momentos, pero sólo en ocasiones muy especiales, experimentar el Todo. En la vida real solemos vernos como seres diferentes, pero el Universo entero es una sola cosa, una misma alma. Sin embargo, para provocar el Aleph de esa manera es necesario un hecho muy intenso: un gran orgasmo, una gran pérdida, un conflicto que alcanza su punto máximo, un momento de éxtasis ante algo de rarísima belleza.


Concentremos nuestro esfuerzo en el intento de alcanzar lo Perfecto por medio de los gestos imperfectos de la vida cotidiana. La verdadera sabiduría consiste en respetar las cosas simples que hacemos, pues ellas pueden transportarnos hasta donde necesitamos llegar.

Nada me aprisiona: en el transcurso de este viaje estamos destruyendo y reconstruyendo constantemente quiénes somos.

“Salve et coagula”. Disuelve y concentra.


”Hoy en la tarde tú y mi editora discutieron. Gracias a ese enfrentamiento, cada una pudo encender una luz que la otra no estaba viendo. Ustedes se disolvieron y se concentraron de nuevo, y todos los que estábamos alrededor ganamos con eso. También hubiera podido suceder que el resultado final fuera lo opuesto: una confrontación sin resultados positivos. En ese caso, el asunto no sería tan relevante o tendría que ser resuelto más tarde. No quedaría sin solución, porque la energía del odio entre dos personas contagiaría a todo el vagón. Ese vagón es una metáfora de la vida.”


Lo malo de las palabras es que nos dan la sensación de que podemos hacernos comprender y entender lo que otros están diciendo. Pero, cuando volteamos y quedamos cara a cara con nuestro destino, descubrimos que las palabras no bastan. ¡Cuántas personas conozco que son maestras para hablar, pero incapaces de vivir aquello que predican! Además, una cosa es describir una situación, y otra experimentarla. Por eso, hace mucho entendí que un guerrero en busca de un sueño se inspira en aquello que hace, y no en aquello que piensa hacer.

No fue por casualidad que tomé la decisión de viajar cuando noté que mi vida no estaba fluyendo como un río en dirección al mar. Lo hice porque todo a mi alrededor estaba amenazando con estancarse. Tampoco fue por casualidad que ella comentó que estaba sintiendo lo mismo.

Debemos estar preparados para recibir los ataques del enemigo y ser capaces de mirar los ojos de la muerte, para que ella ilumine nuestro camino.

Ojalá fuera verdad, que ella encontrara a alguien soltero que pudiera hacerla feliz, que no intentara interrumpir su brillante carrera, que fuera capaz de abrazarla en una puesta de sol y que no se olvidara de encender el fuego sagrado cuando ella necesitara ayuda. Ella se lo merece.

Bendito seas. De la misma manera en que estás transformando tu vida, transforma a quienes están a tu alrededor. Cuando te pidan, no te olvides de dar. Cuando toquen a tu puerta, no dejes de abrir. Cuando pierdan algo y vinieran a ti, haz todo lo que esté a tu alcance y encuentra lo que se perdió. Pero antes, pide, toca la puerta y descubre todo lo que está perdido en tu vida. Un cazador sabe lo que le espera: devorar a su presa o ser devorado por ella.”

Me levo las manos al rostro y loro, mientras ella toca cada vez con más intensidad, más perfección, transportándome a los muchos que soy en esta vida. No loro por mi madre que partió, porque ella está aquí ahora, tocando para mí. No loro por el niño que, sorprendido con esa expresión tan complicada, intenta construir su castilo dorado que desaparece a cada segundo. El niño también está aquí, escuchando a Chopin, sabe cuán hermosa es la música, ¡ya la escuchó tantas veces y quisiera escucharla muchas más! Lloro porque no existe otra forma de expresar lo que siento: ESTOY VIVO. En cada poro, en cada célula de mi cuerpo, estoy vivo, nunca nací, y nunca he muerto.
Puedo tener mis momentos de tristeza, mis confusiones mentales, pero por encima de mí está el gran Yo, que comprende todo y se ríe de mis agonías. Lloro por lo efímero y por la eternidad, por saber que las palabras son más pobres que la música, y por lo tanto yo jamás lograré describir este momento. Dejo que Chopin, Beethoven, Wagner me conduzcan al pasado que es el presente; su música es más poderosa que todos los anillos dorados que conozco.

—¿Es posible desviarse del camino trazado por Dios? Sí, pero siempre es un error. ¿Es posible evitar el dolor? Sí, pero entonces jamás aprenderás nada. ¿Es posible conocer las cosas sin experimentarlas verdaderamente? Sí, pero ellas nunca formarán realmente parte de ti.

Había conseguido establecer un diálogo, podría viajar solo, jamás estaría perdido mientras existiera tanta gente para ayudarme.

“No soy un extranjero porque no recé para volver con seguridad, no perdí mi tiempo imaginando cómo estaría mi casa, y mi mesa, y mi lado de la cama.
No soy un extranjero porque todos estamos viajando, tenemos las mismas preguntas, el mismo cansancio, los mismos miedos, el mismo egoísmo y la misma generosidad. No soy un extranjero porque cuando necesité, recibí. Cuando toqué, la puerta se abrió. Cuando busqué, encontré lo que pensaba.”

No, nada cambió. Sólo nosotros, que viajamos en busca de nuestro reino y descubrimos tierras que nunca habíamos pisado antes, sabemos que somos diferentes.
Pero cuanto más explicamos, más nos convencemos de que ese viaje, como todos los anteriores, existe solamente en nuestra memoria. Tal vez algo para contar a los nietos, o eventualmente escribir un libro al respecto, ¿pero qué podremos decir exactamente?
Nada. Quizás lo que sucedió alá afuera, pero nunca lo que se transformó aquí dentro.
Tal vez no nos veamos nunca más.

Sí, podría haber legado a las mismas conclusiones sin salir de Brasil, pero así como el pastor Santiago en uno de mis libros, es preciso ir lejos antes de comprender lo que está cerca La lluvia, de regreso a la tierra, arrastra cosas del aire. Lo mágico, lo extraordinario, está todo el tiempo conmigo y con todos los seres del Universo, pero de vez en cuando nos olvidamos de eso y necesitamos recordar, aun cuando sea necesario cruzar para eso el mayor continente del mundo de uno a otro extremo.

Volvemos cargados de tesoros, que pueden ser nuevamente enterrados y, otra vez, tendremos que partir para buscarlos. Eso es lo que hace a la vida interesante: creer en tesoros y en milagros.

Partiste en busca de aventuras y las encontraste. Después de un pequeño periodo de tristeza, alguien encenderá un fuego en una montaña cercana.
”Verás la luz, irás ahí para encontrar al hombre que buscaste toda tu vida. Eres joven; observé, la noche pasada, que ya no eran tus manos las que tocaban el violín, sino las manos de Dios. Deja que Dios use tus manos. Serás feliz, aunque ahora te sientas desesperada.”

Sólo dos cosas pueden revelar los grandes secretos de la vida: el sufrimiento y el amor